lunes, 23 de marzo de 2009

Todavia sé que lo recuerdo...

Hace algun tiempo recordé el incidente de mi padre y Don Jechús y de un tiempo para acá no he podido dejar de pensar en él.



En el dedo claro! Extraño sería no dejar de pensar en el pobre señor quien, ha decir verdad no es ningun galán asi que hablo del dedo, únicamente el dedo.

Y lo curioso es que no fue un incidente aislado no, de hecho estuvo rodeado de situaciones tan risibles como impensables.. ¡Puro colorido mexicano, si señor!



En ese entonces, mi hermano el-recién-titulado-Doctor-de-la-family-orgullo-del-clan al cual pertenezco cumplia sus treinta y algo (mi inseparable alemán en acción, lo siento) y el noble de Don Jechús y su carismatica parentela decidieron festejar al doctor (leáse mi hermano), su recién adquirido yerno.



Los Medina vivían en la parte mas alta de la colonia de la Constitución. Huelga decir que la vista era increible! Los coches a tal distancia parecian hormiguitas en movimiento. y si he de ser honesta resultaba mas lógico visitar un estado vecino que llegar a la cima de esa colonia.

El sol inclemente nos ahogaba, como era de esperarse en semejantes altitudes, y es ahi donde mi señor padre y Don Jechús decidieron darle sabor al caldo:

- Hay que colgar una lona compadre- sugirió mi papá.

- Ah pues si verdad compadre pa´tapar el solazo- le siguió Don Jechús.

Y ahí fue que entre amarradijos, lazos y lonas con la decisión pintada en el rostro mi Padre realizó cuanto nudo real o imaginario conocía.

- Ya compadre!- exclamaba Don Jechús

- Ahorita, péreme tantito nomás deje le aprieto aquí- balbuceaba mi padre con el lazo atrapado entre sus dientes.

- Asi esta bien compa, deveritas- insistía Don Jechús.

- Oh, orita ,nomás le aprieto un poco más péreme -contestaba mi padre cual si fuera perro en carnicería tirando, jalando y mordisqueando el hueso tan anhelado.

- Compa, compa ya, deveritas, ya! Es que, es que... ¡Ese no es el lazo, es mi dedo, suéltelo!

Y ahi quedó el pobre dedo de Don Jechús, torcido y multicolor masacrado por los dientes de mi padre.



Esto no es nada comparado con lo que despues aconteció.



Pero esa, es otra historia.







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